Juana Isabel

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Ya la dulce figura de doña Juana Isabel Cárdenas Sierra, transita por esos caminos de Dios, reclamando la sosegada paz, que en este mundo terrenal es tan esquiva y caprichosa. Mis líneas es el sentir profundo y doloroso de tantas amigas y tantos amigos -que fueron muchos- y que todavía sienten la partida tan tempranera de la gran Juana Isabel, especialmente los de su barrio -el San Luis- de sus familiares, de su Villanueva, donde se ganó el aprecio, el cariño, la admiración, el respeto y las consideraciones a una matrona tan especial, tan humilde, tan abnegada, tan cristalina y tan solidaria con todos los que la conocieron y la trataron.

Esta postrera despedida de una matrona simple, sencilla, cariñosa, familiar, jovial, quimérica, y prodiga en afectos y coloquios que la llevaban de la mas elemental postura de una señora tan especial en el trato humano que conjugaba con su alegría y el orgullo que mostraba a todos por sus hijos, su mayor tesoro: Rodrigo, el médico, el político, el amigo, que como el mismo lo manifestara en un comunicado a la opinión publica, cuando ganó una curul a la Cámara de Representantes en 1998 que sus antecedentes era de ser criado en una familia humilde pero muy seria, honesta y humanitaria y eso era doña Juana Isabel una mujer muy humanitaria; Sarita, tan sencilla como su mamá; Juan Félix, ex alcalde de su municipio y también de profesión medico (En la imagen) ; Elizabeth, la consentida de su papá, el legendario Juan Félix Daza Martínez y Wilson Alfonso o “Poncho” Daza Cárdenas, joven abogado y con un futuro por delante.

Por eso el día que arribo el cuerpo sin vida de doña Juana Isabel, el jueves 19 de enero en su casa de siempre, el dolor, la tristeza, lo recuerdos, se convirtieron en lagrimas que entre ellos sus hijos y cientos de Villanueveros que se volcaron allá a compartir del dolor que sentían por la perdida de su madre buena, abuela, tía, sobrina y vecina. Doña Juana Isabel había ingresado a la clínica Valledupar el pasado 30 de diciembre, producto de una obstrucción intestinal y murió a los 78 años de edad en el mismo centro medico, el miércoles 18 de enero.

El día de sus exequias, el pasado viernes 20 de enero, la iglesia Santo Tomas donde acudía de manera asidua como miembro de las madres católicas y del sagrado corazón, el atrio, la misma iglesia y el parque no se entendía de tanta gente que vinieron a darle el ultimo adiós y a implorarle al altísimo, con mucha fe y mística efusión, que su alma y espíritu goce de sus gloriosos favores. Era tanta la tristeza y las lagrimas que afloraban de todos los que la quisimos que en forma natural mi profesor benemérito Jose Lucas Daza, “pipo”, la personera municipal Luz Amparo Cruz Barreto y el mismo Rodrigo su hijo se confundieron en tantas quimeras vividas y como un rayo vino a ellos la colección de nostalgias que son los mismos recuerdos que se mantienen imperecederos en sus almas buenas y de ahí sus palabras en plena iglesia. Las damas rosadas, organización a quien ella pertenecía le hicieron el mejor de los homenajes, por su extraordinaria nobleza. Se ha ido Juana Isabel Cárdenas, la gran matrona Villanuevera, la gran matrona de los Cárdenas pero lo que fue ella en vida queda para siempre en la memoria de los que la conocimos. ¿Cómo olvidarla? Difícil. De seguro esta en las moradas del señor. Así es y así será para siempre!

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

Elemental, mi querido Watson

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Hasta el propio Sherlock Holmes se vería a gatas tratando de desenredar el nido de anzuelos en que se ha convertido el asesinato del joven estudiante universitario Luis Andrés Colmenares, ocurrido el 31 de octubre de 2010 en inmediaciones del parque El Virrey de Bogotá.

Cada día que pasa aparece un nuevo testigo “clave”, o una declaración de una autoridad deja sin piso la que era considerada una prueba reina, o una de las partes vinculadas al proceso denuncia artimañas de la contraparte. Y cuando se cree que el proceso empieza a avanzar, entonces, como por arte de magia -o de mafia, vaya uno a saber- se vuelve otra vez al comienzo de la historia. Mientras tanto, pasa el tiempo y el crimen del estudiante villanuevero comienza a empantanarse en los vericuetos de la impunidad.

Es lo que acaba de suceder con las declaraciones de la estudiante María Camila Romero, amiga de Luis Andrés, quien también hizo parte del grupo que compartió con él horas antes de su asesinato. “Me fue muy bien. Rendí mi testimonio ante el fiscal y no quiero responder preguntas”, declaró con cinismo y frialdad una vez culminada la diligencia judicial. Solo faltó que cada respuesta estuviera acompañada del consabido “o sea…”.

La frescura de María Camila, como la de Yessy Quintero y la de Laura Moreno, amiga y novia de Luis Andrés, respectivamente, vinculadas al proceso, quienes, inclusive, lucieron risueñas y radiantes en su primera aparición ante los medios de comunicación, hace pensar que los únicos interesados en que se sepa la verdad de lo ocurrido son los padres de Luis Andrés. Ellos han tenido que enfrentarse a la indiferencia de una sociedad que mira con desdén el asesinato de su hijo, así como de un círculo social que les está cobrando a todos ellos su origen provinciano y su carencia absoluta de apellidos y abolengos.

No nos digamos mentiras: si el muerto hubiera sido otro estudiante, la misma universidad donde estudiaba Luis Andrés ya se hubiera apersonado del asunto y hubiera movilizado a todo el establecimiento estudiantil del país con el fin de esclarecer el crimen, como han hecho en otras ocasiones.

El silencio de la universidad, que ni siquiera ha sacado un comunicado expresándole su solidaridad a la familia de la víctima, llama mucho la atención, pues se supone que en sus aulas no hay alumnos de primera y de segunda. A no ser que sus directivos piensen, como el abogado defensor de las jóvenes Yessy y Laura, que la muerte de Luis Andrés fue un accidente. O peor: que el joven costeño se suicidó. Sería la primera vez en la historia de la humanidad que un “accidentado” sufre siete lesiones en distintas partes del cuerpo, magulladuras de todo tipo y múltiples contusiones en el cráneo. Los únicos que creen la versión del supuesto e inverosímil accidente son ellos. Nadie más.

No necesito ser un experto para afirmar, como el fiscal 11 de Vida Antonio Luis González – a quien partes interesadas quisieron sacar del camino – que Luis Andrés Colmenares fue asesinado y que estamos asistiendo a un sofisticado plan de encubrimiento, cuyo único propósito es impedir que se sepa toda la verdad.

Por esa razón quienes deben colaborar con la Justicia y contribuir al esclarecimiento del crimen, empezando por sus amigos y amigas, así como sus familiares, son los primeros en pretender desviar las investigaciones, como sucedió con María del Pilar Gómez y Aydée Acevedo, respectivamente madre y abogada de Carlos Cárdenas, ex novio de Laura Moreno, otra ficha del rompecabezas que aún no encaja. Una de ellas habló, inclusive, de “sacar del caso” al Fiscal que adelanta la investigación.

El reto para las autoridades es enorme, pues si no logran desatar el nudo gordiano que rodea el “pacto de silencio” de todos los protagonistas de esta historia macabra, el crimen de Luis Andrés Colmenares quedará en la impunidad. Y si ello llegare a ocurrir, el mensaje para la sociedad sería devastador, pues quedaría evidenciado que la Justicia en Colombia solo es para los de ruana y que hay privilegiados a quienes el brazo de la Ley no los toca.

Para desenredar el nido de anzuelos del asesinato de Luis Andrés, Sherlock Holmes seguramente empezaría la investigación indagando al mayordomo, quien sería, sin duda, el primer sospechoso. Ocurre que en esta historia no hay uno sino varios mayordomos, que no son otros que los amigos de Luis Andrés, pero curiosamente son los únicos que no despiertan sospechas en un influyente sector de la Justicia. Craso error, pues con los elementos que hay, ya Sherlock le habría dicho a su gran amigo: encontrar a los culpables es elemental, mi querido Watson.

Oscar Montes
oscarmontes65@ yahoo.es
Columnista de El heraldo

¿Cómo recomponer a villanueva?

19/1/12 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!

La crisis que vive Villanueva hoy, data de la década de los noventa, cuando un puñado de paisanos se les dio por importar el virus de la subversión y mas tarde otro puñado de villanueveros para contra restar el virus importado trajeron el contra del paramilitarismo y ahí fue Troya: una violencia jamás vista en el otrora Villanueva grande, muertos por doquier, viudas huérfanos, lagrimas y tristezas y nostalgias del ayer. De todo esos “científicos” de la mala hora, muchos sobreviven, unos exiliados en el vecino país y dentro de la misma Colombia, otros se han disfrazado de políticos y como ovejitas mansas presentaron sus nombres y actuaron en la democracia de las pasadas elecciones.

Conjugado esta crisis con las malas administraciones que ha tenido nuestro pueblo y que han detentado mas un poder personal que uno colectivo en bien de una comunidad golpeada por la violencia, el secuestro y la antropofagia de villanueveros sin alma y sin corazón: de esa Villanueva grande solo quedan cenizas de su grandeza y de lo que fue, pero estoy seguro que como el ave fénix resurgirá de esas cenizas para recuperar su nobleza y su señorío. ¿Cómo recomponer a Villanueva?.

Lo primero y mas importante es que debemos cambiar de actitud. Producto de esos virus del pasado, Villanueva sufre hoy otro mas grande, el de la envidia y del egoísmo y en parte esos dos virus enquistados en la población, nos mantienen en la línea del atraso, del subdesarrollo y de la indiferencia total a los problemas que nos aquejan.

Cambiando de actitud y colocándole el acelerador a nuestras ideas, especialmente en el campo institucional, solo así, saldremos del marasmo en que nos encontramos. Aplicando unas buenas políticas públicas, recobrando la autoridad perdida y la gobernabilidad, Villanueva volverá a ser lo que fue. Y tiene con que: unos buenos profesionales que se podrían aprovechar en bien de su tierra. Unos dirigentes que se habían perdido del panorama y que se encuentran vigentes otra vez, unos liderazgos nuevos que quieren hacer historia por su pueblo y una alcaldesa que puede demostrar a propios y extraños que puede cambiar la historia y dejara huellas indelebles en bien de la recuperación de su patria chica.

Aunado a un grupo de inversionistas del interior del país y aquí mismo que le han dado un cambio a su comercio y en parte al mismo desarrollo existente en nuestro pueblo, se les debe a ellos. De eso no hay duda. Lo otro lo que debemos hacer desde ya para aplicarle una verdadera reingeniería a la política pública de este bello Municipio. El plan municipal de desarrollo que será aprobado en el mes de mayo por el concejo municipal, debe llevar inserto estas políticas públicas en las diferentes mesas de concertación que la alcaldesa debe instalar a lo largo y ancho del municipio, especialmente las relacionadas con el sector agropecuario, Por ello es de urgencia manifiesta la creación de la secretaria de desarrollo económico que sería la encargada de abanderar el anhelado desarrollo de los villanueveros y de concertar convenios interadministrativos a nivel Departamental, Regional y Nacional. ¡Manos a la obra pues!

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

Los Villanueveros despidieron a Tonny López

17/1/12 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!



Cuando Junior Santiago le cantó a su amigo del alma Tony López, la canción, “Quiero seguir volando”, todos los villanueveros sacaron pañuelos blancos para decir adiós, pero también para secar el mar de lágrimas que invadía las mejillas de cientos de personas que se aglutinaron en la tarima Escolástico Romero para asistir a las exequías de la joven figura de la música vallenata, muerta durante un trágico accidente de tránsito la mañana del pasado domingo.

Músicos de todos los rincones del Departamento llegaron a las 2:00 de la tarde para escuchar durante al menos tres horas, las voces de quienes fueron los amigos directos de Tony. Anais Ibarra, vice presidente del “Cuna de Acordeones” y ‘El Pollo’ Israel Romero, habló telefonicamente, los amigos le cantaron y su conjunto musical interpretó todas las 11 canciones que tenían listas para el álbum ‘Ahora Sí’.

“Quiero seguir volando” es una canción grabada por Junior Santiago y Julián Rojas, y se convirtió en el tema que ponía nostálgico a Tony, hasta el punto de decir que “era la canción que le rompía el corazón”.

Pese a la grave situación de orden público que se vivió en horas de la madrugada del pasado lunes, cuando los villanueveros se levantaron con los sonidos de un bombardeo en el emblemático Cerro Pintao, nadie se quiso quedar en casa, todos salieron a despedir a este joven cantante que se inició hace muchos años en un programa de ‘Caza’ Talentos organizado por la Casa de la Cultura del Municipio.

La carrera artística de Tony fue como la de los demás cantantes, llena de esperanzas, ilusiones, abriéndose puerta en todos los sectores.

Tony López estaba contento, porque había recibido pleno respaldo de la emisora Cardenal Stereo y el Diario del Norte para promocionar el trabajo discográfico y abrir las puertas del éxito. Horas antes de emprender el viaje hacia la muerte le envió un mensaje a Ismael Fernández, agradeciendo el apoyo brindado. Pero al final, solo se abrieron las puertas hacia la eternidad.

Por: Didier Hernández/ Twitter@villanueva24h
http://www.villanueva24h.blogspot.com

Colmenares

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Hoy todo aquel que se ha enterado de la historia de Colmenares ha quedado atrapado por ella.

Hoy es viernes 6 de enero de 2012. Pero para la familia Colmenares Escobar, de Villanueva (Guajira), no ha dejado de ser domingo 31 de octubre de 2010: la jornada macabra en la que el cadáver de su hijo Luis Andrés, un sonriente e inagotable estudiante de la Universidad de los Andes, apareció bocabajo en el caño del bogotanísimo parque El Virrey.

Durante un año los jueces dieron por hecho lo inverosímil: que, trastornado por el alcohol que había tomado en la fiesta de Halloween a la que había asistido con sus compañeros de clases, el alegre Luis se había suicidado porque sí. Pero a finales del año pasado, tras una valerosa investigación empujada por el duelo inconcluso de sus padres (la madre, doblegada por el dolor, soñó que su muchacho le decía "no busques más, mami, la prueba está en mi cuerpo"), las autoridades se vieron obligadas a reconocer que había sido salvajemente asesinado.

Desde entonces hasta hoy todo aquel que se ha enterado de la historia ha quedado atrapado por ella.


Alguien o algo hecho de dinero, que respira pesadamente en la sórdida tras escena del drama, ha conseguido que ni los supuestos amigos que fueron testigos de la lenta agonía de la víctima ni los primeros funcionarios que tuvieron el caso entre las manos se atrevan a contar lo que pasó: a esta hora de este viernes no se sabe por quién ni por qué ni para qué fue acribillado el hijo de los Colmenares. Pero la verdad está aquí día por día como una mancha que no quita. Y todo aquel que se entera de la noticia se obsesiona con ella porque de prueba en prueba, de los perturbadores informes de los médicos forenses a las incriminatorias llamadas interceptadas, se ha estado convirtiendo en una antología de nuestros peores males: detrás de todo crimen cometido "porque sí" se encuentra una sociedad en alerta roja.

El homicidio de Colmenares se ha salido de los márgenes de los tabloides sensacionalistas porque le sucedió en el parque El Virrey a un alumno de los Andes. Sí, Colombia aún vive de preservar sus clases sociales. Y la muerte de Colmenares se ha quedado adentro -se ha vuelto una parábola que va de voz en voz: acaban de llamarme a contármela por enésima vez- porque no permite olvidar que el problema primordial de Bogotá sigue siendo la segregación social de la que ha estado hablando su alcalde; porque, al tiempo que los jueces piden una reforma que en verdad los salve, recuerda que lo único que tenemos en la teoría es la justicia que no tenemos en la práctica; porque hoy, justo cuando los estudiantes comienzan el año fundamental de su batalla, demuestra que la educación también ha tenido que arrodillársele al dinero.

Las lapidarias frases sueltas que han ido apareciendo en las páginas del caso, "ya hablé con el abogado a ver si por fin logramos archivar esta mierda", "dejemos a ese negro hijueputa ahí", "yo vi todo pero no tengo nada que ver", "sus compañeros han hecho uno de esos pactos de silencio que suelen hacerse en la mafia", "su querida Universidad de los Andes no nos ha expresado ni un poco de solidaridad", "yo sí le dije a mi hijo que mejor estudiara en la Universidad Nacional" o "yo voy a descansar cuando se sepa la verdad", ponen de pie sobre esta tierra. Si no hay noticias, en Colombia, son malas noticias. Colombia ha vivido resignada a sus misterios. Pero todo aquel que escucha la tragedia inútil de ese muchacho que aparece en sueños pide a su propio Dios que al menos esta vez se haga justicia: que al menos esta vez la historia llegue hasta el final.

Y que en el final, ese lejano lugar en donde los interrogantes se despejan, aquella familia que no cree en la venganza logre llegar por fin al primero de noviembre: el día en que su muerto pueda pedirles que sigan viviendo.

Ricardo Silva Romero
Columnista El Tiempo

Cien años de piquería

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Homenaje en el centenario del natalicio de Emiliano Antonio Zuleta Baquero


Emiliano Antonio Zuleta Baquero le ganó con su talento a la menudita figura que se paseaba de un lugar a otro, en procura de mostrar su música que, como campesino de hacha y machete, supo componer a punta de “conjunto de hojita”, para alimentar ese espíritu de guerrero que siempre lo acompañó, desde su nacimiento el 11 de enero de 1912 en La Jagua del Pilar o Pedregal, hasta su fallecimiento, el 30 de octubre de 2005 en Valledupar. Ese vientre bendito de Sara María Baquero Salas, que fue mamá y papá, al tiempo, del que sería el portento de toda la región de La Jagua del Pilar o del Pedregal, El Plan, Sierra Montaña y Villanueva, todos en La Guajira, el mapa musical que lo acompañó siempre. Él heredó la música de los Salas, especie de familia musical, en donde el acordeón y las décimas nacían silvestres, como ocurrió con nuestra música antes de la llegada de ese instrumento proletario de su padre, Cristóbal Zuleta Bermúdez, al que poco vio en su infancia y adolescencia, porque en su vida siempre estuvo protegido por la mirada inquisidora de la matrona de El Plan.

Ese dúo permaneció siempre unido y sólo la muerte de ella pudo quitarle su protagonismo. Emiliano Antonio sin Sara María era incompleto, y ella lo buscaba donde estuviera mudado.

¿Cómo fue la vida de Emiliano en la infancia y adolescencia?

Bueno, siempre estuve con mi mamá. Para donde iba ella, cogía yo. Si se iba para El Plan o en La Jagua, allí estaba, haciendo los oficios que todo muchacho tenía que hacer. Vine a conocer a mi padre, Cristóbal Zuleta, ya grande. Cuando me hice más hombrecito, me tocó trabajar la tierra.

¿Cómo era la Vieja Sara?
Una mujer menudita pero autoritaria. Cantadora de décima. De ella heredé la música. Bailadora de pollerones multicolores. Era muy inteligente, a pesar de no saber leer y escribir; tenía unas salidas que quien la oía, creía que era estudiada. Fue buena anfitriona y atendía al que llegaba como si lo conociera desde siempre. Mi mamá fue una buena mujer, que todo el mundo quiso.

¿Cómo aparece la música en su vida?
En La Jagua o El Plan, siempre se oía el sonido de los acordeones y el canto de los campesinos, que a punta de décimas nos despertaban y llamaban la atención sobre una música que no tenía valor, que los ricos consideraban “la menos menos”. Todos saben que me le llevé un acordeón a mi tío Francisco Salas, hermano de mi mamá, para la Sierra, y de allí regresé cuando ya sabía tocarlo y le sacaba música a mis nacientes cantos. Eso fue un robo consentío que todos aprobaron, incluso la vieja Sara María, que poco gustaba de esa música, porque era para borrachos. Tenía quince años y al año siguiente compuse un canto dedicado a mi tío. Así me abrí con mi primer acordeón, que compré por 12 pesos. Esa fue mi primera herramienta distinta al machete o al hacha que tanto tiempo me acompañó en mi mundo campesino.

¿Cómo le grabaron ‘Qué criterio’ o ‘La gota fría’?

Por acá en la provincia estuvo en el 45 Guillermo Buitrago, quien se aprendió varios cantos míos, entre ellos La gota fría, Carmen Díaz y El huerfanito, de Rafael Enrique Daza. Era un hombre pálido, tosía mucho, muy inteligente y de una gran memoria. Así fue como se llevó esos cantos y después trató de hacerlos aparecer como de él. Pero eso se aclaró. Buitrago era más intérprete que compositor. La mayoría de las canciones que grabó tenían sus autores, pero él se apoderó de la mayoría de ellas.

¿Usted siempre estuvo envuelto en piqueria?
La música conocida como vallenata, que antes la llamábamos en la provincia de Padilla, donde nació, “música provinciana”, era sinónimo de enfrentamiento de versos. Ningún músico que se considerara bueno le rehuía a enfrentarse al que lo retara. Es más, a veces se le buscaba pique a cualquiera, con tal de estar produciendo versos y melodías. Muchos, como el caso mío, conocimos a nuestro contrincante fue después. Me refiero a Lorenzo Morales, quien me enviaba cantos, los cuales respondía de inmediato. Era una contestación tras otra. Esa es la verdadera piqueria, no la de ahora, que es de puros versos aprendíos y unos pies forzaos, que no son naturales. El acordeonero de antes era completo: cantaba, tocaba y componía. Por eso quien se atrevía a retar al otro, tenía que saber a qué se atenía. Eran enfrentamientos de varios días, no sólo físicamente, sino de envíos y respuestas de cantos. Quien no respondía perdía el reto. Eso es la verdadera piqueria.

¿Qué piensa de sus contrincantes?

Todos fueron buenos, unos más que otros. Para mí los músicos que me la pusieron difícil fueron Lorenzo Morales y mi hermano Antonio Salas. Esos eran de tranco largo. Con ellos, la pelea fue de siempre, pero nunca me dejé. Al que le di una paliza fue al músico Abel Antonio Villa en 1950, en la gallera de Villanueva. Era un hombre muy cretino, se creía más que nosotros porque había grabado. Era un regular intérprete y la música que grabó no era de él. Dejó a más de uno sin música, como ocurrió con muchos acá, que nos cogían las letras y las melodías y nunca respondieron.

¿Qué piensa de los nuevos valores?

Ellos tienen otra manera de hacer nuestra música y en ese afán la distorsionan. No es porque sean mis hijos, pero Poncho y Emilianito representan la esencia del vallenato. Jorge Oñate y Alberto Fernández cantan bien. De los nuevos, es poco lo que le puedo decir.

¿Interpretan el vallenato esencial?
Ya eso no lo quieren grabar. Nos quedamos sin intérpretes. Los muchachos de ahora poco saben cantar el verdadero vallenato. Lo único que ha quedado para escuchar, lo que es realmente vallenato, es el Festival de la Leyenda Vallenata. De resto, es pura música de regular calidad.

Por felix Carrillo Hinojosa
*Escritor, periodista, compositor y gestor para que el vallenato tenga una categoría dentro de los Premios Grammy Latinos.
Publicado por El Espectador
Compilado: Villanueva mi@

El año que ya pasó

5/1/12 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!

El año que ya pasó, dejó noticias agradables, desagradables y muy malas en el país. Agradables, la unidad nacional del presidente Santos con el partido Liberal y el partido Verde, ya que el partido de la U, Cambio Radical y el partido Conservador estaban ya posicionados en esta unidad de gobierno; lo que origina confianza entre los ciudadanos de tener un presidente conciliador y no revanchista. Otra noticia agradable la muerte de los bandoleros de las Farc y el más notorio la caída del número uno de la organización terrorista, alias Alfonso Cano. Las fuerzas armadas han sido contundentes en su accionar y los golpes que ha recibido la guerrilla han sido arteros y certeros, aunque ellos los de la Farc han sido cobardes como siempre, truncando vidas inocentes. Otra noticia agradable, fue el crecimiento económico que a pesar de las adversidades, el país obtuvo y sostuvo un crecimiento económico en bien de nuestra economía.

Noticias desagradables fueron entre otras las expropiaciones por parte del gobierno nacional a las regiones productoras de recursos energéticos, donde con la complicidad del actual Congreso Nacional le dieron un zarpazo a sus economías y cambiaron las reglas de la Constitución Nacional al truncar los artículos 360 y 361 de la carta magna de 1991. Las regiones productoras se quedaran con el deterioro del Medio Ambiente y sus daños colaterales por la explotación de estos recursos y toda la contracción de su economía y su rezago en su desarrollo y otras regiones en cambio entraran a disfrutar de riquezas ajenas, a las cuales no tienen derecho. Entre las noticias también desagradables esta el desastre en el manejo del campo colombiano del actual Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, que como columnista es excelente en sus análisis, pero como ejecutivo para el sector productivo ha sido un fiasco para la economía de nuestro país. Y ahí mismo encontramos al Banco Agrario, que se convirtió en una burla para los productores del campo, especialmente para el sector algodonero, que tuvieron que enfrentar sus cultivos con recursos propios.

Y noticias muy malas fue el inclemente invierno que casi colapsa al sistema vial en Colombia. Además de la cantidad de damnificados con la ola invernal que dejó a una población diezmada y en las condiciones más paupérrimas de pobreza e indigencia. El invierno no solo afectó a pobres, sino también a ricos y a ambos los dejó en la quiebra absoluta.

En La Guajira también se produjeron hechos contundentes, especialmente en materia política. El triunfo arrollador de Juan Francisco Gómez Cerchar como nuevo gobernante de los guajiros. Quien venció paradigmas de esa política enquistada a través del manejo del poder de una manera clientelista y comprimida y llegó el cambio y de qué manera: se cayeron imperios que jamás pensaron en caerse y otros que quedaron como torres inclinadas a punto también de derrumbarse, todo por el mal manejo que se le dieron a los recursos públicos, a la concentración del poder que trajo como consecuencia “Nuevos Ricos” de la política y todo se vino abajo cual castillo de naipes. El estruendo fue de tal magnitud que todavía retumba en lontananza esa derrota que se sienten los quejidos y las tristezas por todo lo malo que hicieron con su soberbia y prepotencia en contra del pueblo guajiro. El año que ya pasó en nuestro departamento fue fructífero ya que se inicia una nueva era en su trayectoria, en su desarrollo y en su devenir.

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

 
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