Andy Alexander Ibarra Ustariz (@andyIU). Por lo menos en la práctica, en
el sistema electoral colombiano pareciera no existir ninguna diferencia entre
los denominados “actos de precampaña electoral” y los “actos de campaña electoral”.
Los primeros los adelantan los interesados en cada colectividad política con
miras a lograr su postulación como candidatos; los segundos, están dirigidos a difundir
un programa de gobierno que seduzca a la mayoría de votantes para lograr acceder
a los cargos de elección de popular.
La finalidad de ambas etapas son confundidas y a la par del inicio de los
actos de precampaña también se inician de manera anticipada los actos de
campaña electoral, con prácticas que todos saben están prohibidas, pero se
obstinan en ellas para no perder ventaja frente a los potenciales rivales. Todos
incumplen las prohibiciones y terminan creyendo que nadie hace algo indebido o,
a manera de justificación, todos se creen exculpados de las fallas propias
señalando las fallas ajenas.
Tal y como ocurre en todo el país, en Villanueva la campaña electoral
arrancó con todo su furor hace varios meses pero en medio de estos actos
extemporáneos de campaña disfrazados en eslóganes obvios y no tan crípticos
como se pretende, me llamó gratamente la atención el partido de microfútbol adelantado
en la plaza municipal el pasado 24 de mayo de 2015. Los protagonistas eran los interesados
en la Alcaldía municipal y de buena fe pensaré que fue un encuentro diáfano y sincero,
un acto público de esparcimiento colectivo que más allá de promocionar uno o
varios nombres lo que realmente buscó fue enviar un mensaje de respeto y
cordialidad a toda la sociedad y, especialmente, a los seguidores de cada uno
de ellos.
En esa medida, este acto simbólico de tolerancia nos da vía libre para ilusionarnos
en pensar que esta vez sí estaremos a la altura de las circunstancias y que en el
propósito de ser elegidos se apliquen métodos realmente democráticos, legítimos
y lícitos, evitando la malquerencia entre candidatos y entre los partidarios de
los mismos, proscribiendo definitivamente la injuria y la calumnia que tanto
afecta la honra y dignidad de las personas, práctica que es prueba irrefutable de
lo enferma que puede estar una sociedad.
No sería extraño que algún pesimista interprete el encuentro deportivo como
un simple acto de hipocresía social propio de la tan desacreditada actividad
política (¿politiquera?), pero como personalmente se me antoja creer en la
franqueza y las bondades de aquel acto esperaré que sigan propagándose los
mensajes donde se hagan llamados al respeto, por ejemplo, colocando en las
entradas de todos los comandos la siguiente proclama: “En esta campaña política
se prohíbe la elaboración, lectura y difusión de pasquines”.
Sería también una pequeña pero
esperanzadora señal de madurez política que blindaría la misma dignidad de
todos los que se zambullen en esta nueva carrera electoral.
Villanueveramente,
Andy Alexander Ibarra Ustariz
Otrosí: A propósito de la época política. Tiene que ser uno muy brillante
para componer una canción metafórica que diga: “Y si hacemo’ una perrada queda mal, porque hay perros democráticos
también (bis) / Pero si el amo y señor se porta bien, se da cuenta de que el
pueblo es racional. (bis)”. Canción titulada “El perro”, autoría del
imperecedero Diomedes Díaz (Álbum: “Entre Diaz y canciones).